Las voces de los y las estudiantes de la UNLPam convergen en un punto común: la decisión del Gobierno provincial de expandir la universidad hacia todo el territorio pampeano es vista como una medida profundamente transformadora, tanto en términos educativos como sociales.
Lejos de ser percibida como una simple ampliación de oferta académica, la iniciativa aparece como una herramienta concreta para equilibrar desigualdades históricas entre localidades, fortalecer el arraigo juvenil y garantizar derechos en un contexto nacional adverso para la educación pública.
Acceso, arraigo y justicia territorial
Juan Gabriel Iaconis, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas y oriundo de Santa Isabel, remarca que esta política abre posibilidades reales para jóvenes que, hasta ahora, veían la universidad como un sueño difícil de alcanzar. En su comunidad —como en muchas otras del oeste pampeano— la barrera económica suele ser determinante: mudarse a ciudades como Santa Rosa o General Pico implica afrontar gastos de alquiler, transporte y manutención que muchas familias no pueden sostener. Con la universidad llegando directamente al territorio, esas limitaciones se diluyen, permitiendo que más estudiantes puedan dedicarse a estudiar sin abandonar su entorno afectivo ni sus responsabilidades locales.
Una universidad que se mueve con la sociedad
Luján Junquera, estudiante de Ciencias Económicas y exconsejera superior, destaca que la ampliación del programa “UNLPam en Territorio” no solo acerca carreras a distintas localidades, sino que redefine la manera en que la universidad se vincula con la sociedad. Considera clave que sea la institución la que se desplace hacia las comunidades, rompiendo el esquema tradicional en el que el estudiante debía desplazarse para acceder al saber. Para ella, este modelo móvil es una señal clara de compromiso estatal: en un país donde la educación pública se enfrenta a recortes y cuestionamientos, La Pampa decide invertir, consolidar derechos y sostener políticas de largo plazo.
Junquera también enfatiza el impacto subjetivo de esta medida. En momentos de incertidumbre económica y social, la posibilidad de construir un proyecto de vida desde el propio pueblo —sin migraciones obligadas ni desarraigos— es una forma de cuidar a las juventudes y brindarles horizontes concretos.
Más oportunidades, más democratización del conocimiento
La estudiante de Historia y consejera directiva, Agostina Beccar, coincide en que la presencia territorial de la UNLPam constituye una herramienta esencial para garantizar igualdad de oportunidades. Resalta especialmente la ampliación de carreras a distancia y semipresenciales, que permiten que cada vez más jóvenes accedan a la educación superior sin abandonar sus comunidades. Para ella, este tipo de políticas no solo facilita trayectorias educativas, sino que democratiza el acceso al conocimiento al entender la educación como un derecho y no como un privilegio reservado a quienes pueden pagar.
Beccar subraya el papel del Gobierno provincial, que —aun en un escenario nacional marcado por recortes— elige fortalecer la articulación con la universidad pública para asegurar su expansión.
Compromiso político sostenido con la educación pública
Ivón Gutiérrez, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas, celebra la continuidad del compromiso del gobernador Sergio Ziliotto con la educación superior pampeana. Interpreta la política de territorialización como un gesto contundente frente al desfinanciamiento y los ataques a la universidad pública por parte del Gobierno nacional. Señala que esta iniciativa no solo evita el desarraigo y los gastos adicionales para los estudiantes, sino que además consolida a las localidades como espacios vivos de producción de saber y formación profesional.
Gutiérrez también destaca la donación de terrenos para la futura construcción de la Facultad de Medicina, un hito que, según afirma, ampliará aún más las oportunidades educativas y profesionales para miles de jóvenes de la Provincia.
