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Análisis Sobre El título De Canapino En El TC


Agustín Canapino coronó una temporada inolvidable en el Turismo Carretera al obtener su quinto título dentro de la categoría más antigua del automovilismo argentino y el primero junto al Canning Motorsport. 

La celebración encabezada por Gustavo Lema y Walter Pérez reunió a todo el equipo, y entre los presentes estuvo Guillermo Ortelli, Director Deportivo y figura clave en la construcción del proyecto deportivo que llevó al piloto de Arrecifes a lo más alto.

Ortelli, quien por compromisos personales no pudo estar físicamente en la fecha de la consagración, igualmente siguió de cerca todo el proceso y destacó la magnitud del trabajo realizado. Subrayó que el grupo mantuvo un estándar altísimo de dedicación desde el inicio hasta el final del certamen. Según explicó, el equipo no solo ganó numerosas carreras, sino que lo hizo con un nivel de exigencia interna muy fuerte, sin permitir relajos ni confiándose en los buenos resultados. La consistencia —tanto de Canapino como de todo el Canning Motorsport— fue, para él, la clave para cumplir con el objetivo que se habían trazado antes de comenzar el campeonato.

Al analizar la definición del torneo, Ortelli remarcó que la contundencia de Canapino aportó seguridad en un contexto que, si bien matemáticamente seguía abierto, en lo deportivo se sentía prácticamente resuelto. La pole position lograda por el arrecifeño en la última fecha fue un golpe decisivo que, en palabras de Ortelli, “descomprimió” la tensión previa. Aun así, el siete veces campeón del TC aclaró que esa tranquilidad no venía solo del cálculo numérico, sino del respaldo de un conjunto que había funcionado sin fisuras. Señaló además que los principales rivales de Canapino no habían logrado victorias en el año, lo cual reforzaba la confianza en que el rendimiento del Chevrolet del Canning seguiría marcando diferencias.

Cuando profundizó sobre la temporada de Canapino, Ortelli fue contundente: el rendimiento del piloto no solo superó expectativas, sino también prejuicios. Recordó que el año comenzó con dudas externas —algunos decían que Canapino ganaba por reglamento—, pero con el correr de las fechas quedó claro que el nivel del piloto estaba por encima de cualquier condicionante. Esta percepción, explicó, es una de las señales más fuertes del crecimiento y madurez de un competidor. La solidez mostrada no se limitó al Turismo Carretera: Canapino también se consagró en el TC2000 y obtuvo resultados destacados en Turismo Nacional, evidencia de una actualidad excepcional que trasciende categorías.

Ortelli destacó especialmente la ética de trabajo de Canapino, su meticulosidad y su obsesión positiva por el detalle. Lo comparó implícitamente con lo que él mismo vivió en su etapa como piloto, admitiendo que el nivel de aplicación y preparación del arrecifeño es admirable incluso para alguien con su experiencia y palmarés. Según explicó, una de las virtudes fundamentales de Canapino es su claridad para determinar los límites reales del auto: sabe hasta dónde llega su herramienta en cada fin de semana y compite con esa convicción, sin generar expectativas irreales ni dudas internas. Esa seguridad, afirmó, es uno de los factores que marcan la diferencia en un campeonato tan exigente como el TC.

Con una combinación de talento, disciplina y un equipo que funcionó como una estructura sólida y armónica, Canapino logró un año que ya se inscribe entre los más dominantes de los últimos tiempos. Para Ortelli, lo conseguido por el piloto no es solo un título más, sino la confirmación de una etapa donde está compitiendo en un nivel extraordinario, capaz de influir en el ánimo y la percepción del resto del automovilismo argentino.

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